La desterritorialización es uno de los ejes más estudiados en la novela hispanoamericana actual, aunque no siempre se utilice este término para aludir a la superación de las literaturas nacionales que da paso a la transitoriedad y al nomadismo del sujeto representado. En este contexto, la construcción identitaria tiende a desplazarse desde un espacio concreto exterior (tal como país o Estado nación) complejo y cambiante, hacia otro más bien íntimo, y en muchos casos, circunscrito al cuerpo. A pesar de que en las novelas que aquí nos sirven como referencia, los personajes se encuentran de algún lado del Atlántico, el dinamismo de sus viajes termina restándole importancia al continente en el que se encuentran y la atención se centra, más bien, en los pedazos de lugares o de experiencias que lleva en sí como cicatrices, marcas o tatuajes. Creemos que uno de los ejemplos más destacados de este fenómeno que se intensifica en la literatura del siglo XXI es la novela El cuerpo en que nací (2011) de Guadalupe Nettel. Se trata, en primer lugar, de una novela en la que el tema identitario es central, ya que estamos frente, a la vez, a una novela de formación (la historia de niñez y adolescencia de una joven escritora) y a una autoficción.